Motivación

En el post anterior hablaba sobre el conocimiento y motivación, elementos que un curso de ITIL están muy presentes.

Cada curso que inicio, a mis alumnos les pregunto cuáles son los motivos que los llevó a tomar un curso de ITIL; las razones que me indican son varias, unos por mejorar el curriculum, otros saben por experiencia que el hecho de conocer de ITIL le abren puertas a otras oportunidades, otros porque su trabajo o el cliente lo exige; otros porque desean mejorar sus habilidades y así cada uno va expresando sus necesidades y expectativas acerca de la formación; pero pocos son los que ponen Certificarme en ITIL y eso que la mayoría los cursos terminan en un examen.

Es ahí donde les explico que esta formación tiene dos grandes objetivos el conocer, entender qué es ITIL y el examen, que el éxito de este curso pasa por superar esa certificación. Muchos vienen con diferentes expectativas, otros no las tienen, o hasta piensan que es un curso de gestión de proyectos, pero mi primer tarea es reconducir los objetivos y poner las motivaciones claras a fin de dar el enfoque que el curso lo exige, para que aprueben el examen. 

Factor Humano

El factor humano aparece como el elemento ineludible en cualquier metodología, marco de referencia o política que se debe tener en cuenta; podemos tener el conocimiento, pero si las personas no están lo suficientemente motivadas para llevar a cabo todo esto, no es posible para que se puedan dar buenos resultados. El conocimiento y la motivación son elementos fundamentales para avanzar. Deben darse en paralelo, el conocimiento aportando lo que tenemos que saber para hacer bien las cosas y la motivación como motor para sacar los mejor de cada uno. El conocimiento está y solo es cuestión de buscarlo y comprenderlo, lo difícil a veces es la motivación, el por qué lo hacemos.

Recuerdo una vez, que vino un directivo de mi empresa y nos preguntó a cada uno, en una reunión, qué motivación teníamos, cada uno contó la suya y cuando llegó mi turno me di cuenta que no tenía, con el tiempo, por suerte, esta motivación llegó de la mano de los desafíos, de la superación y fundamentalmente de crecer.

En la variedad está el gusto

Si hay algo que me sorprende desde que doy formación en ITIL es la variedad de perfiles de mis alumnos. Hay semanas que tengo grupos que tienen un perfil más técnico, y veo con qué facilidad interpretan y cuestionan el uso de buenas prácticas; otros tienen un perfil más comercial y entienden muy bien, por experiencia, la necesidad de establecer y mantener esa relación con el  cliente.

A medida que desarrollo el contenido del curso, muchos  intentan interpretar en qué  procesos de ITIL  participarían. El otro día hablando con un alumno me contaba sus responsabilidades y me pedía que le ayudara a identificar en qué parte del ciclo de vida se encontraba. Su sorpresa fue saber que participaba en diferentes procesos y que no guardaban justamente una relación entre los mismos; así es todos queremos saber qué lugar ocupamos.